By Maria Skidmore
El Día de Acción de Gracias, o Thanksgiving en inglés, es una festividad tradicional en los Estados Unidos que se celebra el cuarto jueves de noviembre. Su origen se remonta al siglo XVII, cuando los primeros colonos europeos, conocidos como los Peregrinos (Pilgrims), llegaron a lo que hoy es Plymouth, Massachusetts, en el año 1620.
Los Peregrinos, en busca de libertad religiosa, se establecieron en una región inhóspita y desconocida. Durante su primer invierno en América, muchos colonos murieron a causa del hambre y las enfermedades. Sin embargo, con la ayuda de los indígenas locales, en particular de la tribu Wampanoag, aprendieron a cultivar maíz, calabazas y otros alimentos, lo que les permitió sobrevivir.
En el otoño de 1621, los Peregrinos celebraron su primera cosecha exitosa. Para dar gracias por la abundancia de alimentos y por la ayuda de los indígenas, organizaron un festín de tres días. Esta reunión es considerada el origen del Día de Acción de Gracias.
El festín incluyó platos como pavo, pato, venado, pescado, maíz, calabaza, y frutas. Los colonos y los indígenas compartieron la comida y dieron gracias por todo lo que habían logrado juntos.
La tradición de celebrar un día de agradecimiento por la cosecha se mantuvo, aunque no se convirtió en una festividad nacional hasta muchos años después. En 1863, durante la Guerra Civil, el presidente Abraham Lincoln proclamó el Día de Acción de Gracias como un día de “agradecimiento y alabanza a nuestro Padre benefactor que mora en los cielos”.
Desde entonces, el Día de Acción de Gracias se ha convertido en una festividad importante en los Estados Unidos, marcada por reuniones familiares, desfiles, eventos deportivos y la tradicional cena de pavo con todos los acompañamientos.
La celebración de Thanksgiving es una ocasión para expresar gratitud por las bendiciones del año y compartir momentos especiales con seres queridos, manteniendo viva la historia de los Peregrinos y su cooperación con los indígenas que ayudó a establecer esta tradición.